viernes, 4 de julio de 2008

EDUCADORES : final de la historia de María

Al año siguiente volvió a cuarto ,su maestra era la señorita julia ,eran quince alumnos en el grado , diez varones y cinco mujeres,la maestra la vió tan desvalida que lo primero que hizo fué nombrarla su secretaria,eso ya le dió un poco de optimismo ¡¡¡la maestra la quería !!!!....la veía humana ,pensó ella...me habrá visto bién?????...la señora Julia tenía tres hijos..sería eso???¿¿¿como adivinó tanto????como hizo para encontrar las palabras de que ella era "importante",que tenía un mundo por delante junto a sus compañeros de estudio...hasta ahí no había tenido amigos.....y así fué ,se hizo muy amiga de su maestra...a ella le preguntó todo...protestó por todo , tan inteligente Julia ,siempre tuvo una respuesta y un consejo...primero le enseñó como se tenía que defender creo que de ella misma...después le enseñó matemáticas y todo lo demás...ese mismo año dejó de tartamudear,y al terminar el ciclo había tirado los lentes......yo comparo todo esto con una planta enferma que encuentra quien la cuida la riega y le habla,eso hizo Julia con María y si comparamos la hizo florecer...ya tenía once años y encontró un mundo nuevo para ella desconocido hasta entonces..después todo fué fácil con la señorita Julia fué hasta sexto ,el último...todos los años sus cuadernos fueron al consejo de educación por su exelencia y ahora ya muy grande bendice a sus tres maestras,porque en la vida larga de María nunca existió un trauma y siempre se las arregló para ser felíz....fin edita

2 comentarios:

Ricardo Astrauskas dijo...

Un beso edita, que bonitos cuentos

Anónimo dijo...

Gran enseñanza.

En nuestra contemporaneidad sus letras de amor y comprensión animan cualquier inocente corazón de niña ó niño.

El mundo se ha convertido en uno de vándalos. Los más fuertes sobreviven.

Perdone Edita si se perturba con mis blogs, por si entrara. Soy un ser que se sacude de las garras de este mundo. No espero que me apoye, pero sí quiero pedirle perdón, como pedirle perdón a la vida de hace tan sólo algunos años. Ya nada será igual. No me voy a correr del mundo. Perdone usted, los tiempos eran mejor antes, pero el mal siempre ha sido, aunque sus vivencias propias tan felices lo hayan ocultado.

Aprecida dama, saludos desde Lima, Perú.



César Ignacio.